domingo, 26 de septiembre de 2010

"Yo os declaro marido y mujer"

Ahora sí que estaba todo preparado, muchos nervios en casa de la novia, el peluquero y la maquilladora quedaron en llegar a las 3 y vinieron a las 5. Ahí estaba yo, tras la aceptación de mi corte de pelo por parte de la familia de la madre, sentado en su salón viendo como 6 mujeres tenían que pintarse, peinarse y vestirse en 2 horas y media.

Cuando ya todo el mundo estaba preparado, salió la madrina que la vinieron a buscar junto al novio en un Audi A4 de color azul, 20 minutos más tarde le tocaba a ella, mi cuñada, la futura esposa de mi hermano y a mí, salir con destino a la Iglesia de Santa Brígida con otro Audi A4 esta vez color negro. 

Claramente en las bodas da igual lo guapo que vaya el novio, el padrino o quien quiera, la importante es la novia que estaba realmente preciosa. Nos bajamos del coche y tras tropecientosmil fotos nos situamos en la parte trasera de la Iglesia donde empezó a sonar la música que daba inicio al mejor día de la vida de cualquier pareja. 

Entramos lentamente, ella agarrada a mí y muy asustada, yo veía a mi hermano desde lejos como le temblaban las piernas y sonreía nerviosamente, la verdad que la escena era preciosa. El cura echó su discurso, era mi turno y me tocaba leer, estaba nervioso, me salté el primer párrafo pero nadie lo notó excepto el cura que quizás me odie por siempre. 

Creía que no me iba a emocionar pero cuando ya estaba acabando todo, le tocó el turno a la madre de la novia. Había grabado un discurso demasiado bonito y conmovedor que hizo soltar lagrimilla a casi todos los asistentes.


Llegó la hora de la celebración y ahí estaba yo, en la mesa principal donde todos nos podían ver, llamada Sol por ser el centro. Formada por mi madre, hermana, el marido, la mujer y la suegra de mi hermano. Mi padre estaba con sus amigos, como debe ser.

Tenía que hacerlo, ahora o nunca... Cuando pasó la camarera y preguntó que íbamos a tomar, misteriosamente en mi mesa todos bebían refresco, pero yo no podía contener la situación, era la boda de mi hermano y quería darlo todo, así que se produjo un silencio cuando me pregunto a mí, la mesa entera me miro y respondí con una voz tímida a la vez que malvada “Una cerveza”. Ví como se miraban entre ellos, mi hermano sonreía, mi hermana me alababa y mi madre creía que me había pedido una sin alcohol. Horas más tarde cuando llevaba 4 o 5 y bailaba bachateo con todas las puretillas, supo que se equivocaba y no tuvo más remedio que aceptarlo. No obstante ya que lo proclamaba, lo proclamaba a la unión familiar entera, ya que mi padre seguía con sus amigos me acerqué a donde él y le dije.

(Yo)-“¿Papa, quien va a conducir?”

(Padre)-“Tú, ¿Quién si no?

(Yo)-Pues no sé qué decirte, llevo un par de cervecitas encima.

(Padre)-...... (Momento de reflexión)

(Padre)-“No jodas, ábreme la botella de agua aquella entonces”

Me fui triunfante y con la cabeza alta, era el padrino y estaba borracho, sentía que todo el mundo me felicitaba por estarlo delante de mis padres, pero era por ser quien era.

Lo que sucedió después casi no tiene importancia, lo curioso de las bodas es que siempre te presentan a un familiar tuyo que no conoces, ayer me presentaron a 3 o 4, todo acabó muy bien y la gente estaba muy contenta. Gracias a los recién casados por nombrarme padrino, os quiero.


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