martes, 29 de marzo de 2011

Bratislava (Eslovaquia)

Pili, Eli y yo nos despertamos alrededor de las 04:30, teníamos que ir a la estación de trenes para pillar el "Bologna Centrale- Milano/Bergamo" una hora más tarde. No había servicio de autobuses hasta las 05:20, hora a la que habíamos quedado con todos en la estación, nos tocaba andar así que recogimos las maletas salimos por un atajo que conocía Pili y nos sorprendimos al ver que un autobús fuera de servicio esperaba solitario en la calle. Nos acercamos, le preguntamos al conductor que a que hora saldría y nos dijo que a las 05:20, era demasiado tarde para nosotros esa hora por lo que seguimos caminando. Tras unos 300 metros a pie, apareció de nuevo el autobús y el conductor fue tan amable de acercarnos sin pagar un céntimo (como si alguna vez lo hubiésemos pagado).


Ya en la estación de Bergamo tras un par de horas en tren, Pili, Oriol, Daniella, Beto, Eli y yo, nos colamos como de costumbre en un autobús con dirección al aeropuerto, groso error, a la salida nos estaban esperando los revisores para darnos nuestro merecido, unos 30 € de multa que con nuestro poder de convicción logramos rebajar a 15€ aunque doliera igualmente.



En el aeropuerto nos encontramos con Luis que se fue unos días antes a Milán por asuntos de trabajo, él fue el precursor de que este viaje haya sido mejor de lo que esperaba.... o peor...según de donde se mire.

Llegamos a Bratislava y allí no se entendía na, pero na de na, el eslovaco ya se nos iba de las manos y había que tirar de Inglés lo cual no era problema ya que todos lo hablábamos, sí, ahora puedo decir que yo también lo hablo desde que fui allí a un McDonalds y pedí un menú sin ningún tipo de dificultad.

No nos podíamos esperar un buen hostal en una ciudad donde la pintura oficial de fachada es el graffiti pero bueno, las cervezas allí costaban 70 céntimos el litro, cervezas de 10 grados ¡ojo!. Total que así era nuestro hogar....



Es coña esa era la casa de al lado, el nuestro hasta tenía futbolín donde perdí un par de euros subestimando a Luis y Beto.


Almorzamos en un restaurante típico de allí y pedimos platos innombrables de los cuales solo recuerdo uno, Dumplins, aquello era como una especie de patata que servía de base para cualquier tipo de plato, ya fuese primero, segundo o postre. Era una putada comer eso y ver como Luis que lo tenía delante se zampaba un tipo de croquetas rellenas de carne, en principio yo lo había pedido a medias con Eli la cual se hizo la sueca cuando vió el plato...


Me dolía haber fallado en mi elección , pero bueno, después pedimos entre todos Dumplins de postre para darles una segunda oportunidad, pero que va, no terminaba de acostumbrarme a ese nuevo sabor.


Nos salió barata la cosa, alrededor de 8 € más o menos incluyendo bebida.

Recorrimos la ciudad y fuimos a comprar al supermercado la bebida para la noche, un par de cervezas los chicos y una botella de Ginebra las chicas. Una oferta que me llamó la atención, 2 litros de Sprite 0,79€, 1 litro 1,02€, ahí dejo eso...



Salimos de fiesta pero la cosa no fue muy bien, acabamos con un grupo de eslovacos que nos invitaban a ir con ellos a una discoteca vacía, estuvimos un rato pero el ambiente no acompañaba así que preferimos volvernos a las cercanías del hostal, entonces fue cuando a Luis se le ocurrió la idea.

(Luis) - ¿Vamos a un casino? 

(Yo) - ¿ A un qué?

(Luis)- A un casino coño, que seguro que hay comida gratis y bebida además conozco el método.

(Oriol)- ¿El método?

(Luis)- Sí , confiad en mi.

(Beto)- ....... (Iré aunque no me crea nada de la charla acerca del método y su probabilidad que me ha estado contando toda la tarde)

(Yo)- Venga, a ver si es verdad eso que cuentas...


Entramos todos al casino aunque las chicas estaban un poco descolocadas por aquella decisión, Beto como buen desconocedor del método aposto 5€ en la ruleta los cuales no duraron mucho en desaparecer de su cartera.

Era el turno de Luis que minutos antes había recopilado dinero de nosotros 3, yo miraba escéptico y nervioso sabiendo que ese tipo de juegos solo trae perdidas. Entonces fue cuando lo usó, "El Metódo", "The Method", lo podéis llamar como queráis pero solo nosotros 7 lo conocemos y no estamos dispuestos a contarlo (para posibles sobornos contactad conmigo por e-mail).


Yo estaba nervioso por la situación y porque no quería perder dinero, Oriol parecía que no había apostado con el suyo ya que estaba más tranquilo que durmiendo y Beto mantenía una sonrisilla en la boca que se podía interpretar como un "Luis, te creo". Ahí estábamos los cuatro jugadores, charlando tranquilamente hasta que nos tocara el turno de ganar.

Las chicas se fueron cansadas y nosotros seguíamos usándolo y ganando, riéndonos de la cara del jefe de mesa cuando veía que acertábamos siempre, total, podíamos decir lo que quisiéramos ya que no nos entendían o eso creíamos hasta que la croupier dijo en un perfecto castellano "33", nos quedamos atónitos pero eso no nos impidió seguir jugando, solo debíamos moderar lo que decíamos. Lo que si nos impidió seguir jugando fue el propio casino que pararon de hacer girar la bola  y por tanto nuestro método ya no servía así que nos marchamos especulando sobre el porqué de aquella acción.

¿Tendríamos razón y el método sería infalible?

¿Había  podido Luis crear un monstruo?

¿Nos volveríamos multimillonarios?

Todo eso lo sabremos en la próxima entrada, Viena.