domingo, 3 de abril de 2011

Viena (Austria)

Me desperté a eso de las 06:00 de la mañana por la cantidad de luz que entraba por la ventana, un calor y un sofoco en la habitación que no era normal, la primera vez que veía un día tan soleado desde que estoy de Erasmus. Conseguí dormirme un poco más hasta que por fin abandonamos aquel hostal para ponernos en dirección a Viena, no antes sin comprarnos todos el desayuno de 1€ que contenía lo necesario para que Bear Grill pudiera estar 3 meses en algún lugar alejado de la mano de dios con su cuchillo, pedernal y equipo de cámaras (un croissant relleno, un zumo, una manzana y una barrita de muesli).


Llegamos a la estación de tren y allí nos encontramos con un personaje muy peculiar bautizado como "il capito", un vagabundo-vendedor ambulante que nos hizo una flamante exhibición de hockey de la cual Luis quedó enamorado, también repetía constantemente creyendo que éramos italianos  "capito" "capito" "capito" con una voz rasgada que le daba un aspecto más entrañable todavía.

Cuando llegamos a Viena nos quedamos impresionados con la calidad del hostal, tenía pub, salas de estar grandísimas y una decoración muy moderna, nuestra habitación tenía un baño mejor que el de mi casa. Sin duda alguna es de los mejores hostales en los que me he quedado en mi vida.



Teníamos hambre, así que fuimos a almorzar a un restaurante chino que le había recomendado un desconocido a Luis, es decir, fiabilidad nula. Teníamos hambre y era lo que importaba así que nos metimos dentro y tras unos minutos intentando entendernos con los chinos austriacos tomamos asiento.




Los platos que nos sirvieron fueron:

- 2 Nano rollitos de primavera
- Sopa de tofu con algas
- Pollo con verduras

Lo único que se salvó fue el pollo con verduras, excepto por Beto que a él lo único "verde" que le entra es la Heiniken. Después de comer fuimos a recorrernos la ciudad y... ¿Para que os voy a contar nada de ella?, ésto no es una guía turística así que pondré un par de fotos e iré directamente a la noche.



 (Jardines de Schönbrunn)
   (Jardines de Schönbrunn)
 (Ayuntamiento de viena)

 (Hofburg)
(Opera de Viena)

Por la noche después de cenar, intentamos encontrar alguna discoteca con ambiente pero parecía dificil un jueves en Viena así que decidimos ir al Pub del hostal y tomarnos algo allí, las chicas estaban muy cansadas y se fueron a dormir, los chicos con solo mirarnos ya sabíamos que haríamos, ir al casino.

Bajamos a recepción y preguntamos por casinos cercanos donde hacernos ricos y nos comentaron que solo uno tenía ruleta, ése era el nuestro. Una vez allí dejamos a Luis como siempre a los mandos de "el método" estuvimos esperando un rato hasta poder actuar cuando de pronto....

(Luis) - ¿Apuesto ya?

(Yo) - No tío, esperemos un poco más a ver, vamos a asegurar.

(Oriol) - Por mi sí que si no me aburro

(Beto) - Venga, apostemos

(Yo) - Bah, haced lo que queráis

Y entonces ocurrió, en mitad de nuestra jugada nos cierran la mesa con una excelente excusa "la cierro porque me da la gana". No habíamos contado con el factor hijo puta en nuestros estudios así que perdimos, 3€ solamente pero perdimos, esa es la cuestión.

Todas mis ganas de volver a pisar un casino se esfumaron aquella noche, en palabras de Oriol "Fuimos con esperanza y volvimos con la derrota", el casino nos temía, primero en Bratislava, luego en Viena, ninguno nos quería dejar jugando. Por ahora el método no fallaba simplemente pasamos por alto el factor hijo puta, cosa que nunca más volverá a ocurrir.


El día siguiente seguimos visitando la ciudad y por la tarde-noche fuimos al parque de atracciones, yo nunca me había montado en ninguna atracción y allí fue mi primera vez, estaba acojonado pero intentaba ocultarlo con frases tan estúpidas como "Bah, ¿Tampoco es para tanto ese no?"  "Ese es caro para lo que es" etc...


Finalmente consiguieron que me montase en el "Superman", una especie de montaña rusa en la que ibas acostado y también en unos columpios a 117 metros de altura, lo peor es subirse, después ya no hay vuelta atrás, hacía tiempo que no sentía esa adrenalina extraña.

Cuando cayó la noche volvimos a casa a prepararnos para salir, bebimos en el hostal y regresamos al parque de atracciones ya que las discotecas estaban cerca de allí, cuando nos dimos cuenta, estábamos Beto, Luis, Oriol y yo caminando en medio del parque que estaba ya cerrado y vacío, era un ambiente muy tétrico con muñecos y figuras sueltos por ahí, de pronto, se encendió una de las máquinas que había allí pegándome un susto que no era necesario.

Estábamos cansados para entrar en una discoteca y ya era tarde como para pagar, así que nos quedamos charlando en un chiringuito con un ruso y dos austriacas muy simpáticas, clases de inglés buenas bonitas y gratis justamente lo que yo necesito.

Después de aquello regresamos a casa para madrugar y ponernos en dirección a Budapest, nuestra última ciudad de este gran viaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario